El xoloitzcuintle, acompañante fiel hacia el más allá

DEMIAN ERNESTO   30/10/2015

El xoloitzcuintle, acompañante fiel hacia el más allá

El xoloitzcuintle, acompañante fiel hacia el más allá

DEMIAN ERNESTO

Y en los momentos de angustia

de dolor, de sufrimiento

los “amigos” se marcharon…

y sólo quedo mi perro.

Eduardo César Viglietti

El perro, milenario acompañante del hombre. En todas las latitudes del mundo los encontramos y en ocasiones, más allá de la muerte también se aparecen. Por lo menos eso es lo que creían y todavía creen algunos pueblos originarios de México cuando recuerdan al xoloitzcuintle.

El xoloitzcuintle es el perro de los muertos, el que acompaña más allá, el que cuida eternamente. La palabra, como es notorio, tiene raíz náhuatl entre dos etimologías:  xólotl, que significa extraño, deforme, esclavo, bufón; y de la palabra itzcuintli, perro. Para nada, empero, estos perros eran considerados una burla entre los habitantes prehispánicos del continente, pues eran compañeros de los reyes y de las ceremonias solemnes antes, después y durante el luto.

Jorge Alvarado, especialista en el estudio y cuidado de esta especie, cuenta que llevan por lo menos  7 000 años de antigüedad (5500 años domesticado según estudios), lo que los convertiría en una de las razas más antañas del planeta.

El también llamado "Perro azteca" era el fiel acompañante al último camino: el recorrido hacia el Mictlán. Desde tiempos antiguos se tenía esta referencia de este particular perro mexicano. Los conquistadores españoles casi acaban con la raza pues en su afán destructor de los ritos autóctonos, asesinaron a muchos, o los utilizaron como alimento. Sin embargo, algunos, los suficientes, se escondieron en Oaxaca y Guerrero para preservarse así de la destrucción del hombre.

Hace poco tiempo, algunos especialistas de nuevo los consideraron en peligro de extinción pero gracias a los esfuerzos de especialistas preocupados se han mantenido e incrementado los registros de esta especie.

En la mitología azteca, Xólotl era el Dios con cabeza de perro que se encargaba de cuidar a los muertos en su camino al inframundo. Después el sol luchaba con el crepúsculo para renacer al alba una y otra vez hasta el fin del tiempo. Estas conjunciones entre la tradición y el misticismo han permitido que este perro sin pelo y de tonalidad oscura, sobrevivan hasta nuestros días.

Este próximo día de muertos es buen momento para recordar y acariciar a alguno de ellos. Afortunadamente, de momento, están rebozantes de vida para acompañar a los muertos.

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