Daños ocultos, un riesgo ante sismos

Arturo Páramo   29/08/2015

Daños ocultos, un riesgo ante sismos

Daños ocultos, un riesgo ante sismos

Arturo Páramo

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de agosto.- Ante un sismo de grandes dimensiones como el de 1985, la Ciudad de México debe temer menos por los rascacielos que se han edificado en zonas sensibles y  más por los edificios que no han sido revisados desde entonces, por los inmuebles habitacionales sin mantenimiento y por las cientos de miles de casas de autoconstrucción edificadas hace medio siglo, aseguró el titular del Instituto para la Seguridad de las Construcciones, Renato Berrón Ruiz.

Las construcciones en la Ciudad de México que no sufrieron daños visibles en 1985 o que no han sido revisadas, pueden representar un riesgo de proporciones inmensas ante un terremoto como el de hace 30 años, comentó.

Se trata de un universo de inmuebles tan grande, consideró, que la tarea de revisarlos todos en poco tiempo es imposible.

Siendo honesto no me preocupan los edificios nuevos, sí me preocupa revisarlos, que se ejecuten adecuadamente. Lo que más me preocupa son los edificios existentes, que son la inmensa mayoría de esta ciudad y que no tenemos una educación para darle mantenimiento a los mismos.

Me preocupan una serie de edificios, tal vez no tan altos, habitacionales, que están en situación de riesgo no por el sismo sino por falta de mantenimiento. La falta de mantenimiento es grave porque va quitándoles su resistencia y con el paso del tiempo se caen solos”, destacó Berrón Ruiz.

Entre estos inmuebles en posible riesgo están cerca de 200 que se ubican en el Centro Histórico, en donde se ha registrado colapso de inmuebles, sobre todo en época de lluvias.

Le siguen las unidades habitacionales construidas hace unos 50 años en las delegaciones centrales de la ciudad (Cuauhtémoc, Benito Juárez, Venustiano Carranza), y que por problemas vecinales no han tenido un mantenimiento adecuado, e inmuebles que tras el sismo de 1985 no fueron revisados o bien tampoco han tenido mantenimiento.

Son cientos de miles”, puntualizó el titular del Instituto.

Improvisar

Entre 1950 y 1980 se registró el crecimiento demográfico más explosivo de la Ciudad de México. Se pasó de 3.05 millones, a 8.8 millones de habitantes en el DF, y el crecimiento alcanzó a los municipios conurbados del Estado de México.

La inmensa mayoría de esos 5.8 millones de habitantes llegados a la Zona Metropolitana del Valle de México construyeron sus propias casas con albañiles improvisados, sin arquitectos o ingenieros que supervisaran las edificaciones.

Las casas, colonias enteras, edificadas mediante el proceso de autoconstrucción son una gran incógnita y por ello el riesgo de daños en la ciudad ante un sismo es, en el mejor de los casos, incierto, reconoció Berrón Ruiz.

Además hay un universo indeterminado de casas que al paso de los años se les han adicionado pisos sobre los mismos cimientos en que fueron construidos, sus muros han sido carcomidos por el salitre y sufren por el hundimiento diferenciado del terreno.

Todo sumado, reconoció Berrón Ruiz, da forma a un riesgo de proporciones inmensas ante otro sismo similar o mayor al ocurrido en 1985.

Nosotros ya no estamos muy de acuerdo con la autoconstrucción, porque por más folletos e información que se saquen la gente no los sigue.

Hemos revisado casas precarias, que no tienen castillos, lo que es imperdonable, o carecen de una cimentación adecuada que las pone en riesgo.

Estamos en contra de que la autoconstrucción se dé, buscamos que una casa por pequeña que sea se revise por parte de un ingeniero o un arquitecto”, recalcó el funcionario.

 

Serán más estrictos en normas

Con el fin de atacar los vicios que hay en la autoconstrucción de vivienda, el Gobierno de la Ciudad de México plantea ser más estrictos en la autorización de nuevas edificaciones.

Actualmente el reglamento de construcciones de la Ciudad de México plantea que en edificaciones de 200 metros cuadrados o más se tenga a un Director Responsable de Obra (DRO) que supervise la calidad de la construcción.

De acuerdo con Renato Berrón, titular del Instituto para la Seguridad de las Construcciones, se tiene lista una modificación al reglamento de construcciones para reducir a 100 metros cuadrados las edificaciones que deben ser supervisadas por un DRO.

Con esta medida se espera que las viviendas construidas bajo el régimen de autoconstrucción tengan una mejor calidad, estén hechas con materiales adecuados y estén preparadas para soportar un sismo de grandes dimensiones.

Berrón consideró que son cientos de miles las construcciones hechas por los propios dueños en el DF.

 

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