Aún después de muerta siguió profesándoles amor a los animales

Una familia que vivía en la colonia Cordemex, al norte de esta capital vivió una experiencia que se ha vuelto viral en las redes debido a que su amor por los animales fue compensada después de la muerte de una de sus integrantes.

Se trata de Margarita Suárez, una mujer que desde su casa en esta colonia de obreros que algún día trabajaron en las fábricas de tejidos de henequén a principios de los setentas, se dedicó a cuidar de los perros callejeros y de varias familias de gatos que hicieron suyo el amor que les profesaba brindándoles alimento, protección y cariño.

Nadie en el fraccionamiento conocía lo que iba suceder a principios de marzo, cuando doña Margarita, como era conocida por el rumbo enfermó y pidió trasladarse a su natal Cuernavaca para restablecerse.

En entrevista para Excélsior y Grupo Imagen Multimedia, Patricia Urrutia Suárez, una de sus dos hijas relató que su madre cuidó de los animales de la calle durante más de dos décadas. Ese amor por ellos, les llevó también a conocer el trabajo de varias agrupaciones de Mérida que se dedican a rescatar a los perros y gatos de la calle.

" Mi mamá vivía en la colonia Cordemex, pero yo vivía en Ciudad Caucel en un fraccionamiento reciente al poniente de Mérida- y pues como yo no tenía tiempo de poder atenderla una de mis hermanas se la llevó a Cuernavaca. Allá apenas hizo diez días, cuando falleció" ,-relató.

Patricia Urrutia relata que los asombroso fue observar como durante el velorio de su madre en Cuernavaca, un grupo de canes se acercaron e hicieron una especie de guardia junto al féretro de su mamá.

-Tengo que aclarar que mi madre no conocía a los perros que se asomaron a su velorio en Cuernavaca. Ella sólo conoció a los que cuidaba en Mérida. ¿Qué fue lo que pasó?,-pregunta. " Todavía no lo sabemos, nosotros notamos en los perros una felicidad que traían, toda la noche estaban y luego a las 3 de la madrugada un pájaro se posó en el féretro de mi mamá, estiró su cabeza para ver su cuerpo sobre el cristal del ataúd y después se retiró" ,-relató.

Urrutia Suárez agrega que su madre ayudaba a los perros y los gatos por su propia cuenta, nunca pidió ayuda para alimentaros y brindarles cariño y protección.

" Ella siempre compraba sus huacales de alimento e incluso, lograba ganarse el cariño con aquellos perros que eran más ariscos y territoriales " ,-explicó.

De acuerdo con la versión de Patricia, todavía no se explica la aparición de los perros en Cuernavaca, pues nunca habíamos estado allá en donde se realizaron las honras fúnebres; cuando entró el cuerpo de mamá al lugar, un grupo de canes la siguieron y mi cuñado pregunto de quién eran.. pero nadie dio respuesta.

"Cuando bajaron el cuerpo de mamá para prepararlo, los perros se quedaron en la sala jugando con los asistentes, como esperando" , comentó Patricia.

Relató que no podían creer lo que estaba pasando, pues cuando llegó el momento de velar el cuerpo de su madres, los perros, a los que ella no conoció en vida, se agacharon y se quedaron toda la noche presentándole honores a la mujer.

" A la mañana siguiente se fueron, pero regresaron en el momento justo de la cremación, no lo podíamos creer pero estábamos felices de que estuvieran ahí, pues fue el amor de mi madre el que logró este acto inesperado e increíble" , enfatizó Urrutia.

Finalmente dijo que no esperaba que este caso se volviera viral, sin embargo ella asegura que el amor con amor se paga y lo que vivió el día del velorio fue un reflejo de lo que los animales pueden hacer por el hombre, aunque éste no entienda el papel de estos compañeros de la creación divina.